Artículo destacado:

  • El Aconcagua no es técnico, pero es serio: la altitud, el tiempo y las cargas pesadas importan más que la cordada.
  • El éxito depende de una aclimatación conservadora; conozca los signos de AMS, HAPE y HACE y actúe a tiempo.
  • Entrenamiento específico: resistencia bajo carga, fuerza en las rodillas para los descensos y habilidades básicas con crampones/hacha de hielo.
  • Considere las expediciones guiadas para la logística, los sistemas de seguridad y la gestión de permisos, especialmente en un primer intento.
  • Argentina exige ahora un seguro médico de viaje; confirme la cobertura de montañismo y evacuación para su viaje.

 

 

El Aconcagua (6.961 m) se alza sobre la provincia argentina de Mendoza y los Andes Centrales como la cumbre más alta fuera del Himalaya y el Karakórum. Como una de las Siete Cumbres, atrae a una vibrante mezcla de montañeros y excursionistas de gran altitud cada verano austral, generalmente de noviembre a marzo. Aunque la «ruta normal» no es técnica, el Aconcagua no es una ascensión sencilla. El aire fino, el mal tiempo, las largas acarreos y un largo día de cumbre convierten una línea sencilla en una seria expedición de gran altitud.

El atractivo del Aconcagua es evidente: se puede escalar uno de los grandes picos del mundo sin necesidad de roca o hielo. Eso lo convierte en un trampolín ideal para alpinistas que aspiran a alcanzar objetivos de 8.000 metros y para excursionistas que se gradúan de cumbres volcánicas más bajas. El experto en seguridad al aire libre Jed Williamson califica el Aconcagua de «primera ascensión ideal a gran altitud, siempre que los escaladores se aclimaten adecuadamente». El énfasis es intencionado. El éxito aquí depende más de la fisiología y la preparación que del trabajo con cuerdas.

Los alpinistas de élite se hacen eco de ello. Ed Viesturs, el único estadounidense que ha hecho cumbre en los 14 ochomiles sin oxígeno suplementario, ha escalado el Aconcagua con el legendario guía local Cacho Beiza (más de 60 ascensiones). Ambos consideran el Aconcagua un magnífico campo de entrenamiento para cordilleras mayores. Para los que todavía están construyendo su currículum de altitud, recomiendan picos progresivos como el Monte Baker (Washington), el Pico de Orizaba y el Iztaccíhuatl (México), y el Chimborazo (Ecuador). Cada uno de ellos ofrece una experiencia crítica con el desplazamiento por glaciares, los crampones y las rutinas de los campamentos de altura antes de escalar el Aconcagua.

 

Condiciones: Más nieve, menos gente, más energía

Las últimas temporadas han traído cambios a la montaña. Después de la pandemia, la afluencia de visitantes se ha estabilizado en un ritmo más tranquilo y con menos gente. El tiempo, sin embargo, sigue siendo el comodín del Aconcagua. Las tormentas de enero pueden convertir las laderas de pedregal, normalmente secas, en travesías firmes y heladas que exigen crampones y piolet. Esta variabilidad subraya una verdad fundamental del alpinismo en el Aconcagua: hay que llevar las habilidades y el equipo necesarios tanto para el trekking como para el alpinismo básico.

Otro cambio es demográfico. Los guías informan de que hay más mujeres en la montaña, incluidos equipos en los que la mitad de los miembros son mujeres y muchas parejas que escalan juntas. El mensaje no es que el Aconcagua se haya vuelto más fácil, sino que se ha ampliado el acceso, la formación y la tutoría, un hecho alentador para el futuro de la escalada en los Andes.

 

Logística y lo que realmente significa «no técnico

Las rutas estándar -la Normal (Horcones/Plaza de Mulas) y la aproximación Vacas/Plaza Argentina con el Guanacos o la Travesía Polaca- no requieren escalada en pendiente. Pero «no técnico» puede ser engañoso. Tendrás que transportar cargas pesadas en altitud, gestionar tus propios sistemas de hidratación y de acampada y esforzarte al máximo en una ascensión a la cumbre que suele durar entre 8 y 12 horas (más el descenso). Como subraya Cacho Beiza, la forma física y la resistencia son decisivas. Se esperan vientos cortantes, temperaturas bajo cero y largos y polvorientos transportes hasta los campamentos de altura, como Nido de Cóndores y Berlín/Colera.

Los permisos son obligatorios y se tramitan a través de operadores locales, razón por la que muchos alpinistas optan por expediciones guiadas. En los viajes guiados, el apoyo de mulas facilita la aproximación, los servicios del campamento base son más sólidos y los profesionales velan por la salud y la meteorología. Los autoguiados conservan la independencia y pueden abaratar costes, pero deben encargarse de la navegación, la logística de permisos, la gestión de residuos, la planificación de emergencias y la resolución de problemas en español. En el Aconcagua, la autonomía sin experiencia puede resultar cara, tanto físicamente como en otros aspectos.

 

Voces expertas sobre qué esperar

Anatolii Foksha(Altezza Travel), que ha dirigido más de 400 ascensiones al Kilimanjaro, enmarca el Aconcagua entre otras «montañas de gran altitud para principiantes» con matices: aunque muchos de estos picos son abordables, el Aconcagua y el Island Peak de Nepal exigen más. El Island Peak aporta líneas fijas y destreza en el glaciar; el Aconcagua, un clima más duro, una aclimatación más prolongada y una autosuficiencia total a gran altitud. Mera Peak es más alto que Island Peak pero menos técnico; el gran problema allí y en el Aconcagua es el tiempo en altitud.

Desde una perspectiva operativa, Laura Gravino(Ian Taylor Trekking) traza una línea más firme: no considera el Aconcagua, Island Peak o Mera Peak objetivos «para principiantes». En el Aconcagua, uno lleva su propio equipo en altura, se enfrenta con frecuencia a fuertes vientos y a un frío glacial, y no puede confiar en la densa proporción guía-escalador habitual en el Kilimanjaro. Demasiados equipos no se entrenan lo suficiente para las cargas pesadas, lo que provoca lesiones en las rodillas y una mala recuperación durante los días consecutivos de campo alto. Su consejo: preaclimátese si es posible y prepárese meticulosamente, en escaleras, cuestas y con carga.

El equipo de Climbing the Seven Summits está de acuerdo en que una barrera importante para escalar altas montañas es la duda sobre uno mismo. «Quizá la barrera más universal no sea física ni económica, sino mental. Muchos aspirantes a alpinistas se preguntan si son demasiado viejos, demasiado inexpertos o, simplemente, si no son lo bastante duros para las montañas de gran altitud. La realidad es que las montañas recompensan la preparación, la paciencia y la mentalidad, no la edad ni la bravuconería. Algunos de los escaladores más fuertes de nuestra comunidad son los que empezaron más tarde, lo que demuestra que la determinación y la constancia importan más que la juventud bruta».

 

Aclimatación, esguinces y deshidratación

La mayoría de los fracasos en el Aconcagua se deben a problemas de altitud más que a la dificultad de la ruta. Manu Bustelo, director general de Grajales Expeditions, afirma que el mal de altura es «la dolencia más común a gran altitud» y uno de los tres principales problemas con los que se encuentran los alpinistas durante la aproximación a la cumbre.

«Además del mal de altura, los alpinistas corren el riesgo de sufrir lesiones musculoesqueléticas, como esguinces o sobrecargas, que pueden hacer fracasar una expedición. Si a esto añadimos los peligros de la deshidratación y la hipotermia, que aparecen rápidamente en el frío y seco entorno montañoso, está claro que la disciplina en la hidratación, la superposición de capas y la aclimatación constante son tan vitales como el entrenamiento de fuerza o resistencia», añade.

Planifique un itinerario conservador con días de «escalada alta, sueño bajo» entre el campamento base y Nido. Hay que ser disciplinado con la ingesta de líquidos (el aire es muy seco), la reposición de electrolitos y la densidad calórica. Los analgésicos de venta libre pueden mitigar los dolores de cabeza; la acetazolamida (Diamox) de venta con receta favorece la aclimatación y puede utilizarse de forma preventiva por recomendación médica.

Comprender la progresión de la alerta roja:

  • MAM (mal agudo de montaña): dolor de cabeza, náuseas, fatiga, insomnio, falta de apetito – a menudo por encima de ~8.000 pies / 2.400 m, exacerbado por un ascenso rápido. Reduzca la velocidad, hidrátese, considere la acetazolamida y no ascienda con síntomas.
  • HAPE (High Altitude Pulmonary Edema): acumulación peligrosa de líquido en los pulmones. Hay que estar atento a la disnea en reposo, la tos persistente, la opresión torácica, la cianosis y la fatiga acusada. El descenso inmediato y el suplemento de oxígeno son críticos; los guías pueden administrar nifedipino.
  • HACE (High Altitude Cerebral Edema): acumulación de líquido en el cerebro. Los síntomas incluyen dolor de cabeza intenso, confusión, ataxia (torpeza), alucinaciones o pérdida de conciencia. Tratamiento de urgencia: dexametasona, oxígeno, descenso rápido.

Lleve un oxímetro de pulso para medir tendencias (no para diagnosticar), conozca las constantes vitales de su equipo y establezca criterios de cambio antes de abandonar el campamento base. Algunos alpinistas también sufren enfermedades gastrointestinales (por agua contaminada o falta de higiene), deshidratación o reacciones alérgicas al polvo y al aire seco. La purificación del agua, las sales de rehidratación oral y un modesto botiquín médico no son negociables.

 

Riesgo y rescate: Lecciones del mundo real

La infraestructura de rescate del Aconcagua está limitada por las condiciones meteorológicas, la altitud y la distancia. Los helicópteros vuelan, pero sólo cuando las condiciones lo permiten y normalmente hacia/desde campamentos inferiores y campamentos base. La mayoría de las evacuaciones se deben a verdaderos problemas médicos, no a simple fatiga. Los casos recientes ilustran el espectro: un alpinista de 55 años con síntomas de edema pulmonar evacuado de Plaza de Mulas; alpinistas norteamericanos en el lado de Guanacos evacuados con sospecha de HAPE; una lesión de rodilla en Nido de Cóndores que requirió transporte inmediato; y múltiples evacuaciones por HAPE grave tanto de Plaza de Mulas como de Valle Hermoso. En todos los casos, el reconocimiento precoz, la oxigenoterapia y la rápida coordinación marcaron la diferencia entre un susto y una catástrofe.

Entrenar para el Aconcagua significa desarrollar las piernas para el trekking y los pulmones para el alpinismo. Durante las 12 a 18 semanas previas a la salida, los alpinistas deben seguir un plan específico que desarrolle la resistencia, la fuerza y la preparación para la altitud.

Las caminatas largas y constantes y las sesiones de escalada con una mochila de 25 a 40 libras preparan el cuerpo para el duro trabajo de transportar cargas entre campamentos, mientras que el trabajo de fuerza específico -como los deadlifts, step-downs y split squats- fortalece la cadena posterior y las rodillas para los duros descensos. Si es posible, la aclimatación por etapas o el entrenamiento hipóxico antes de llegar a Mendoza pueden dar al cuerpo una ventaja inicial para adaptarse al aire enrarecido.

La preparación técnica es igualmente importante. Practicar la marcha con crampones sobre hielo y nieve moderados, las técnicas de autorrescate y la gestión del campamento en condiciones de frío y viento garantiza que no aprenderás bajo presión a gran altitud.

Como subraya Laura Gravino, guía de la expedición, el obstáculo más importante no es el misterio ni la suerte, sino la preparación. El Aconcagua no recompensa las ilusiones; recompensa a quienes se entrenan deliberadamente, en pendientes pronunciadas, con peso real y con la paciencia necesaria para desarrollar la resistencia paso a paso.

 

Permisos, seguros y lo que cambió en Argentina

A partir del 1 de julio de 2025, Argentina exige a todos los visitantes no residentes un seguro médico de viaje válido que cubra urgencias, hospitalización, repatriación y asistencia 24 horas al día, 7 días a la semana, durante toda la estancia. Es posible que le pidan que muestre la prueba en las puertas de embarque y de nuevo a la llegada. Para las expediciones a gran altitud, no se trata sólo de cumplir las normas, sino de sentido común. La asistencia privada en Mendoza y el transporte aéreo y terrestre se acumulan rápidamente; confirme por escrito que su póliza cubre el alpinismo por encima de los 6.000 metros y la evacuación médica.

 

Guiado vs. Autoguiado: Adaptar el estilo al objetivo

Los viajes guiados implican guías titulados, toma de decisiones sobre meteorología y salud, equipo de grupo, mejor comida y servicios en el campamento base y mayores probabilidades de éxito en la cumbre, sobre todo para los principiantes a esta altitud. Los viajes autoguiados prometen independencia y menor coste, pero usted será el dueño de todos los problemas. Si no está familiarizado con los campamentos de altura, el viento frío o el transporte de cargas pesadas a 19.000 pies de altura, la ruta guiada es la más prudente para escalar el Aconcagua con seguridad.

 

La Conexión Global de Rescate

El reto del Aconcagua no es la dificultad técnica, sino la exposición, la altitud y el tiempo. Por eso la preparación y un apoyo fiable en caso de emergencia van de la mano. Los servicios de evacuación médica y de seguridad de Global Rescue operan en toda la Cordillera de los Andes, coordinando la respuesta sobre el terreno, el transporte en helicóptero cuando las condiciones lo permiten y el asesoramiento médico 24 horas al día, 7 días a la semana, desde la primera llamada por radio hasta la entrega en el hospital de Mendoza. En las últimas temporadas en el Aconcagua, las evacuaciones coordinadas han trasladado a escaladores con sospecha de HAPE desde los campamentos de Plaza de Mulas y Guanacos, han estabilizado lesiones en el Nido de Cóndores y han agilizado la atención de complicaciones relacionadas con la altitud, todo ello prueba que la acción temprana y la coordinación experta salvan vidas a altitudes extremas.

Para objetivos de gran altitud por encima de los 4.600 metros (15.000 pies), el Paquete de Evacuación de Gran Altitud de Global Rescue extiende esa red de seguridad a donde más importa. Combínelo con el seguro médico de viaje que ahora exige Argentina, y cubrirá tanto los gastos de emergencia como la evacuación especializada: dos necesidades diferentes, un plan integral. Cuando escale el Aconcagua o haga senderismo por él, lleve consigo buena forma física, humildad y un plan para cuando las cosas se tuerzan. La montaña siempre estará ahí; con la preparación y protección adecuadas, usted también lo estará.