Cuando pensamos en viajar, a menudo pensamos en tachar nuestra lista de cosas que hacer antes de morir, crear recuerdos, probar comidas nuevas y conocer nuevas culturas. No queremos pensar en los riesgos que pueden cambiar drásticamente nuestros planes.

Confiamos en fuentes externas para que lo hagan por nosotros. Pero, ¿están preparadas para protegernos? ¿Han hecho el duro trabajo de anticiparse a las crisis y saben qué hacer cuando, inevitablemente, llegan? Recientemente, Global Rescue se asoció con el Consejo Mundial de Viajes y Turismo para analizar en profundidad cómo gestiona el mundo de los viajes y el turismo los riesgos asociados a los desplazamientos. Puede que algunas de nuestras conclusiones le sorprendan, pero una cosa es segura:

Para prepararse adecuadamente para una crisis, el sector de los viajes y el turismo debe tener un puesto en la mesa de la preparación, gestión y recuperación de crisis.

Para entender por qué es tan importante la aportación del sector, primero tenemos que analizar la realidad del turismo en 2020, concretamente su carácter mundial. Nunca antes las catástrofes naturales habían tenido un impacto tan grande en las economías. Nunca antes las enfermedades se habían propagado tan fácilmente de un país a otro.

¿Por qué?

Porque viajar es más global que nunca. Cuando se produce una catástrofe natural, los viajeros a menudo deben cancelar o retrasar sus planes de viaje. Cuando una enfermedad azota un país, los viajeros se lo piensan dos veces antes de visitarlo. Hoy en día, los países dependen del turismo para la salud de su economía y ésta sufre un duro golpe si se produce una catástrofe. El impacto en la riqueza de un país puede ser asombroso.

Con una contribución del 10,4% al PIB mundial y uno de cada diez puestos de trabajo del planeta, el sector de los viajes y el turismo es un pilar de la seguridad financiera en todo el mundo. Los gobiernos deben incluir al sector en el debate sobre la mitigación de crisis, o arriesgarse a perder miles de millones en caso de crisis.

Las catástrofes naturales y las epidemias son sólo un par de ejemplos de crisis que repercuten en el turismo y, por tanto, en las economías. Nuestro estudio también analizó el impacto del terrorismo y los disturbios políticos en el turismo, así como los pequeños hurtos y las enfermedades leves. También reconocimos la seguridad y la escasez de recursos como riesgos crecientes que desempeñarán un papel más importante en el futuro.

A menudo, es simplemente el nivel de seguridad percibido, más que un acontecimiento real, lo que influye en el destino de un turista. Los sucesos de baja probabilidad y alto impacto, como una amenaza terrorista, son los que causan más angustia a los viajeros. Por eso es tan importante que el sector turístico ayude a gestionar la reputación de los destinos.

Aunque no siempre podamos predecir la naturaleza de la próxima crisis, preparémonos juntos.

El valor del turismo en el debate sobre la preparación ante las crisis es evidente. Entonces, ¿cómo sería que los sectores público y privado trabajaran juntos en esta cuestión?

Nuestro informe propone que el sector público y el privado trabajen juntos para prepararse ante una crisis mediante la creación de coaliciones basadas en la confianza, la evaluación de la preparación y el desarrollo de planes de actuación ante emergencias, así como la mejora de la educación.

Para hacer estas cosas bien, debemos ser receptivos, precisos y transparentes en nuestra comunicación. El éxito en estas áreas significa un enfoque más sólido y colaborativo de la preparación ante las crisis.

Si se produce una catástrofe, disponer de estos sistemas supondrá un menor tiempo de recuperación para el país y su economía. Con el apoyo del sector de los viajes y el turismo, los países dispondrán de las herramientas necesarias para afrontar la crisis con confianza, serán transparentes a medida que se reconstruyan los destinos y serán creativos a la hora de considerar nuevas oportunidades tras la crisis para atraer de nuevo a los viajeros.

Nuestro informe incluye varios ejemplos de países que, tras la crisis, están reconstruyendo e incluso mejorando su industria turística.

Si estas historias o las conclusiones del informe coinciden con sus experiencias, pongámonos en contacto.