El fin de semana, una mujer de 32 años, miembro del Club Alpino Americano, estaba escalando el Aconcagua, el pico más alto de América y una de las Siete Cumbres. A mitad de la ascensión, tuvo que detenerse debido a una congelación grave en los dedos gordos de ambos pies. Se retiró a la clínica del campamento base, donde el personal médico le aconsejó que buscara una evacuación inmediata a un hospital local especializado en este tipo de lesiones.

En 24 horas, mientras se remojaba los pies en agua caliente y una solución de yodo, un helicóptero llegó al campamento base y la trasladó a Mendoza (Argentina). La evacuación resultó oportuna y le habría costado miles de dólares de no haber sido miembro de Global Rescue.

En Mendoza, un médico de urgencias la visitó en su habitación de hotel. Le administró un anticoagulante para mejorar la circulación y un spray antiséptico para prevenir infecciones. Aunque temporalmente se ve obligada a llevar sandalias en lugar de zapatos, se encuentra en buen estado gracias a su rápida decisión de abandonar su intento de alcanzar la cumbre.